domingo, 18 de noviembre de 2012

Ribera vs Rioja

Cuando preparas una cata temática siempre buscas una intención, al menos en mi caso, aunque no siempre lo consigues.

En este caso la intención, y como suele ser en una cata ciega, era hacer desaparecer prejuicios y desetiquetar a los consumidores que dicen "a mí me gusta los riojas (o los riberas)".

Para ello debía hilar muy fino en los vinos elegidos, y además en el caso de Rioja, opte por vinos de corte moderno, para complicar todavía más, si cabe, al catador.

El ejercicio creo salió perfecto y más de uno tuvo que reconocer que a partir de ahora mirará mucho menos de donde es el vino.

Siempre he considerado que lo relevante no es la zona de elaboración del vino, lo importante es que te guste, y después preguntarte si pagarías lo que cuesta, y se acabó.

Personalmente odio las etiquetas de comprar vino por el mero hecho de su procedencia o por ser crianzas o reservas, y más con lo confusa que es nuestra legislación en ese aspecto.

La cata constó de tres tandas, donde en cada una de ellas se enfrentaban dos vinos, evidentemente un Ribera y un Rioja, los cuales estaban en la misma horquilla de precio, y de manera ascendente por este criterio económico.

En la primera se enfrentaron Artadi Tempranillo 2010 (Rioja) y Carmelo Rodero Roble 2010 (Ribera).

El primero se presentaba muy goloso, frutal, pero en boca aún destilaba demasiada juventud, con una acidez muy viva aún por integrar, aunque apuntaba muy buenas maneras.

Carmelo Rodero Roble y a pesar de tener la misma edad, estaba mucho más redondeado en boca, con unos taninos muy pulidos y una acidez perfectamente ensamblada.

En el segundo enfrentamiento aparecieron a escena Viña Sastre Crianza 2009 (Ribera) y Luis Alegre Parcela nº5 2007 (Rioja).

Esta diferencia de edad, unida evidentemente a la clara diferencia de estilos, hizo que la división de opiniones se agudizara, por un lado la potencia muy bien estructurada, pero envuelta de frescura de Viña Sastre, contra la amabilidad y equilibrio de Luis Alegre.

Y como traca final, se vieron las caras Predicador 2009(Rioja) y Alonso del Yerro 2009 (Ribera). Otra vez división de opiniones.

En este caso las diferencias de estilo se manifestaron brutalmente. Un Predicador frutal, vivo, que parece esconder su madera en el sombrero de la etiqueta, lleno de elegancia, aunque con cierta timidez a la hora de mostrarse, y en el otro extremo un Alonso del Yerro contundente, en su nariz mostrando toda la franqueza ribereña y con una boca llena de señales inequívocas de un futuro más que prometedor.

Sinceramente salí más que satisfecho de este ejercicio, tanto por el resultado pedagógico como por el alto nivel de los vinos catados.

De todas formas y desde un punto de vista totalmente personal, me quedo con Viña Sastre Crianza de todas todas. Ya en su nariz se muestra muy complejo, pero si hay que destacar su mayor virtud, ésta es su boca arrolladora pero fresca a la vez, con un equilibrio fruta-madera muy destacable, unida a su impresionante longitud.

En fin, que disfrutamos como enanos y además conseguí mi fin didáctico, que más se puede pedir.

P.D.: Pedrito, gracias por tu hospitalidad.